jueves, 2 de junio de 2011

Ya todo está escrito.

Ya era tarde.

Di mil vueltas, y aún la luna estaba puesta donde la dejé. No esperaba que se moviera de ahí, pero últimamente las cosas pasaban tan rápido que sentía que perderla de vista sería perderla dentro de esas inmensas nubes que no querían detener su vuelo. Recuerdo haber pensado que si seguía caminando a esta velocidad, la vida me iba a atropellar, así, poco piadosa como es ella, y yo iba a quedar ahí, desangrada por todas las huellas que no dejé.

No quería pensar en ti. No quería pensar en ella. No quería pensar en nada más que las estrellas que se escondían tímidas detrás de aquella oscura cortina vaporosa. Ciertamente a veces no hacía más que quejarme... Está bien, casi siempre. Estaba insegura de tantas cosas, de eso no cabía duda. Tengo miedo, pero eso ya no viene al caso. Ya todo está escrito.

Caminaba descalza entre todas esas piedras, esas ramas que me hacían daño y podía pensar en la felicidad. ¿Cómo puede ser eso? No lo sé. La realidad es que no creo entenderlo nunca, pero "entender es un concepto más que sobrevalorado". Pensaba en el pasado, eso sí, porque aunque hay que dejarlo atrás, a veces es inevitable evocar ese sinfín de memorias, risas, silencios-

Silencio.

Aún así escuchaba el vacío de la noche. Escuchaba la vida. ¿Qué más que la soledad? Aquellos campos llenos de ovejas, una que otra vaca, la paz del sol que tarde se esconde, y todo eso a través de ojos que no eran míos, pero cómo deseaba que lo fueran...
Abrí la boca, pero no pude emitir sonido alguno. No brotó una queja, un problema, pero tampoco afloró tu nombre.
¿Quién dice que a nosotros los humanos no nos gusta engañarnos? Nos encanta esa ilusión de que la vela sigue encendida cuando realmente no lo está, sólo porque nuestras pupilas tardan en acostumbrarse a la oscuridad. Pero no, no es un engaño, la realidad está ahí bien pintada, pero se esconde como las estrellas, porque para alcanzarla hay que soplar y apartar ese montón de ovejas flotantes que nos privan de su belleza por momentos, pero nos enseñan que a veces hay que esforzarnos más de lo normal para ser felices.

Eso es lo que busco. Ser feliz, volver a reir, soñar, tomar la mano que me toca el corazón. Tenía miedo, pero eso ya no viene al caso. Ya todo está escrito.

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