miércoles, 15 de junio de 2011

Y afuera, donde es verano, todos se van.

Ya es suficiente de pensamientos. Suficiente de imaginar situaciones, de preguntarse "¿qué pasaría si...?". Ya basta de las suposiciones, de la intuición.

Ya basta de creer.

En una onda de escuchar a Calamaro, creo que hoy es día de citar a alguien. A veces pienso que sí, "debí haber nacido antes o mucho después", y tal vez así las cosas funcionarían distinto. Si fuese una flor, un perro, una almohada, quizá mi vida sería más sencilla y no tendría preocupación alguna, pero no, soy una persona, carne, huesos, sangre (bastante, lo certifico) y un poco de eso que llaman "razón". Tal vez si hubiese sido un ticket de metro la hubiese pasado mejor. Tal vez alguna moneda con alguna historia interesante, unos zapatos desgastados de tanto andar, pero no.

Bueno, ya pasamos la etapa de lamentarnos por no ser "cualquier cosa (...), algo vegetal", ahora es que se viene lo que se viene. Yo dejo una pregunta aquí al aire...

¿Qué se supone que hace uno con las promesas? A veces esa cuestión realmente carcome mi cerebro. ¿Las botas? ¿Las guardas y esperas a que se cumplan? ¿Haces como si nunca fueron pronunciadas? Aquí, francamente hablando, mi memoria no es la mejor para muchísimas cosas, pero para mí, las promesas son sagradas. Si hoy me dices que sí, que el amor, que el odio, que el perro, el gato, el burro o la novia del vecino, no lo voy a olvidar. No es que espere peras del olmo, pero como dicen por ahí, "don't let your mouth write a check that your ass can't cash". Mañana las cosas pueden cambiar, te puede caer un piano del cielo, o tal vez un millón de dólares, y esa puede ser la razón que cambie tu rumbo. Yo, como tonta, me quedo "esperando y esperando", porque en mi caso, la ensalada de ayer no se cansa de esperar.

Desgraciadamente surgen aquellos problemas que siempre estuvieron ahí, pero la ilusión los había desaparecido. Es la cuestión de la luz de la vela y que nos parece que sigue ahí porque nuestras pupilas son más lentas que ella. En algún momento, nos encontramos en el medio de nuestra oscuridad y no sabemos qué hacer. Nos preguntamos a dónde diablos se fue la luz y si fue que se nos apagó o nos la apagaron. No se puede vivir de velas y de allí viene el título de esta entrada. Es así, no se puede vivir de velas porque "afuera, donde es verano, todos se van". Se va la luz, se va la ilusión, y aunque no queramos, se va la esperanza.

Me disculpo por ser tan "incomprendible" y tener todos los sentimientos a flor de piel. También por no saber callarme cuando debo, por tomarme las cosas tan en serio y por no saber cuándo parar.
Esto no es una entrada cualquiera, es un vómito de palabras que probablemente sólo aquel que pueda pensarse parte importante de mi vida desde un once y yo, podemos entender. Bueno, espero que así sea, porque honestamente ya no sé si es tan profundo como solía ser.




Citas de:
Andrés Calamaro - Todos se van
Andrés Calamaro - Paloma

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