miércoles, 25 de mayo de 2011

El de los profesores hipócritas.

Sí, bueno. No creo que muchos de los que lean este blog estén felices con el título de esta entrada, pero hey, ¡deben leerla para entender!

Esto comienza con una anécdota que acaba de pasar. Carlos, nuestro profesor de Literatura, el que nos evalúa este blog y nos tortura psicológicamente para que escribamos cada segundo que podamos es un vivo ejemplo de profesores hipócritas. Es como el cuento ese de que, al menos muchos de mis compañeros y yo, JAMÁS (nótese el uso de mayúsculas y negritas) hemos visto a un profesor de deporte haciendo deporte. Carlos debía escribir un texto para esta semana, que es la Semana de la Lectura, con el fin de publicarlo en Pro Da Vinci junto a nuestros textos de la infancia (sí, aún esos textos siguen rodando por ahí). Resulta ser que por estar pendiente de cualquier otra cosa, el escritor se olvidó de escribir, y ahora está en duda la publicación de nuestro trabajo.

Oh, profesores. Profesores hipócritas en todos lados. Profesores que nos mandan a correr mientras se ocupan de esconder unas buenas panzas bajo las anchas franelas Dri-fit, o profesores que nos exigen puntualidad en la entrega de trabajos, pero pueden tardarse cuanto quieran en las correcciones. Disculpen, señores, sabemos que tienen cosas que hacer además de leer incoherencias que escriben adolescentes medianamente incultos, pero nosotros también tenemos más opciones para el viernes en la tarde distintas de un ensayo de 2000 palabras sobre temas que (muy posiblemente, con el corazón en la mano, duélale a quién le duela) no nos interesan, y que si nos interesan, tal vez no nos sirvan después de que salgamos de la época de reuniones donde cada uno se cree más que el otro y puedes alardear sobre tus "conocimientos" en filosofía suprarrealista.

Un saludo a todos los profesores hipócritas.

Con amor,
Bea.

1 comentario:

  1. su hipócrita profesor publicó ya en www.prodavinci.com: Enseñar literatura en tiempos del 2.0

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